Recelo de las fotografías que pretenden ser historia. El irascible cineasta Jean-Luc Godard, autor memorable o simplón payaso, aseveró, con su distintiva intolerancia, el eterno presente siempre necesario: “Ninguna imagen justa, justo una imagen”.
El también francés Roland Barthes, en un tono mucho menos pendenciero, sostiene que la foto “no rememora el pasado”, sino que lo restituye una vez y otra y produce “una sorpresa que dura y se renueva inagotablemente”. Postula que este ciclo crónico “tiene algo que ver con la resurrección”, como si cada foto fuese “una profecía al revés”…
Otro “Rayados de luz”, la sección que escribo cada semana en El Fotográfico