«¿Cómo se vive en este país? ¿Cómo se puede formar una familia en una sociedad tan conflictiva?». El gran y radical fotógrafo Pieter Hugo se hace estas preguntas por primera vez y por razones puramente personales: su mujer está embarazada y la pareja espera a su primer hijo. Intenta reflexionar sobre las dudas con su último proyecto, Kin (Parentela), una indagación sobre las «fracturas y la esquizofrenia» del país del fotógrafo, que nació en Ciudad del Cabo en 1976 y sigue viviendo en Sudáfrica, una de las naciones más violentas del mundo.
Las imágenes de Hugo, que se exponen hasta el 19 de octubre en la galería Yossi Milo de Nueva York (EE UU), no son exactamente descriptivas de la terrible realidad sudafricana —50 muertes violentas al día, más de 6o.000 asaltos sexuales al año (encabeza el ranking mundial), una pobreza rampante y crecientes violencia xenófoba contra los emigrantes y refugiados de los países vecinos—, pero la muestran desde la preocupación íntima del fotógrafo, que se pregunta si vale la pena seguir en el país y atreverse a criar a un hijo en un ambiente tan marcado por «las fracturas y la esquizofrenia».
Kin, el proyecto más personal de Hugo, pese a su edad el fotógrafo sudafricano más famoso de la historia, es un conjunto de paisajes, retratos y naturalezas muertas que, vistos en conjunto, componen una radiografía de las preocupaciones y dilemas que le aquejan. Hay imágenes de contexto que dejan ver la creciente brecha entre ricos y pobres y las consecuencias de la desesperación: guetos donde siguen viviendo buena parte de los pobladores mayoritarios negros, granjas explotadas por blancos y atacadas frecuentemente por pandillas de violentísimos ladrones negros, vagabundos y personas sin hogar que merodean a miles las ciudades del país, y otras que pertenecen a la esfera íntima de Hugo: su esposa embarazada, la empleada doméstica negra que trabajó para la familia durante tres generaciones…
Esfuerzo metafórico del artista para buscar el lugar que ocupará su joven familia joven en un país con un futuro incierto, el proyecto es también, explica Hugo, «un compromiso con el fracaso de la experiencia colonial de Sudáfrica y con mi sensación de ser un tronco a la deriva de esa experiencia». Sudáfrica, añade, es un lugar roto, esquizofrénico, herido y problemático, una sociedad muy violenta con profundas heridas causadas por el colonialismo y el apartheid. Antes de estar casado y ser padre estos problemas no me preocupaban, pero ahora me confunden y tengo sentimientos encontrados. Este trabajo intenta reflexionar sobre los conflictos, tanto personales como colectivos».
Antes de Kin Hugo había firmado la serie Lookin’ Aside (Apartar la mirada), realizada entre 2003 y 2006, sobre el estigma de la minoría racial de los albinos-negros; Rwanda 2004: Vestiges of a Genocide (Ruanda 2004: vestigios de un genocidio), sobre los lugares donde en 1994 se produjeron las más sangrientas masacres de la matanza genocida de entre un millón y millón y medio de tutsis por la minoría dirigente de los hutus de Ruanda; The Hyena & Other Men (La hiena y otros hombres, 2005-2007), sobre entrenadores nómadas de animales salvajes; Nollywood (2008-2009), sobre la industria del cine nigeriano, y Permanent Error (Error permanante), el reportaje que Hugo hizo entre 2009 y 2010 sobre los habitantes de un gigantesco vertedero de basura tecnológica en Ghana.
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