Cuando era joven hablaba con dios en el idioma de los huesos: él ponía las vendas, yo untaba el yodo.
Cuando era joven manejaba un Mustang negro y rápido, un automóvil para soñar: no era mío.
Cuando era joven jugaba al beísbol. Me colocaban en la tercera base y tenía ojos en los pies.
Cuando era joven compraba discos con capas de cartón, música brusca, espejos: eran míos.
Cuando era joven robaba sodio del laboratorio de química para explotarlo en las piscinas de los ricos.
Cuando era joven me detuvo la policía: encontraron cañamones de marihuana en el coche. Ojala hubiesen sido míos.
Cuando era joven no había cansancio, las chicas eran dulces, me mareaba en sus brazos: tampoco eran mías, yo sólo tenía discos y un Mustang prestado.
Pero jamás se me hubiese ocurrido entrar en un jodido museo patrocinado por un jodido banco.