Estás en España, otra vez. Ya no es novedad. Te llevaron, y lo aceptaste, a la entrega del último Premio Cervantes, para que dieses lustre maldito a la entrega y rellenases la sala a la que no asistió Nicanor Parra, el premiado, pero si el Borbón, el premiado, que quieren que reine.
Estás, otra vez, y repiten la letanía: ceremonia, himno, historia. En fin, pasado, lo que fuimos.
La otra letanía —fotos frontales prohibidas, música sin alma— no cuenta, ya no cuenta. Eres historia. Lo que fuiste. Y, por cierto, nunca te acercaste cuando hacías falta.
Tuve que marcharme a la quinta canción y después de unas fotos cuando te vi hace unos meses en otro sagrario, el Golden Gate Park de San Francisco: para canto sacro prefiero a mi madre con el coro de la parroquia. Lo digo completamente en serio. Ella cree.
Unos versos de Dylan —eras su amiguita, ¿recuerdas?— para tu mortaja literaria:
And now I know you’re dissatisfied
With your position and your place
Don’t you understand
It’s not my problem
joer… y perdón por la expresión… duro, duro, duro…
Gracias por pasar y hablar, Salomé. Quizá me exceda en la dureza, sí.
No digo que te excedas… es que justamente venía de leer una anotación de una amiga que la ponía por las nubes… y tanto halago me sonó hueco, sobre todo, porque la conozco y no la veo escuchando a Patti Smith… La contraposición entre sus palabras y tu texto es lo que me resultó una bofetada… La pureza se desvirtúa siempre con el mercadeo… y lo del premio Cervantes todavía no lo entiendo. Quizás los haya que digan que la incoherencia es el vestido que pasean todos estos monstruos de la música… que se lo pueden permitir todo… y me da que no, que es justamente lo contrario. Existe una incoherencia ordenada, íntima, profunda… la que ahora exhiben personajes de esta categoría está estereotipada, es como la goma de mascar que ya lleva siete horas bailando entre la saliva de un adolescente… Yo la conocí por ti y sólo tengo un par de CDs de ella… ni recuerdo los títulos, soy pésima para esas cosas… me gustaba porque me hacía pensar que los golpes en la vida pueden ser sólo arañazos si uno se lo propone… bofetadas de las que casi se dan al aire, porque eres capaz de apartarte a tiempo, aunque hayas expuesto parte de tu cuerpo y el latigazo te recuerde que los chistes no están hechos para ti, no son moneda de cambio…
Patti Smith me ayudó a ser quien soy —sea quien sea—, por eso me duele más su mutación en santa madre diva y su acercamiento al poder y su hediondez. Es todavía más triste que sea ella, que va de pura y martir, ajena al mal, quien flirtea con los patronatos, los ministerios y las fundaciones. Desde que empezó a firmar libros en grandes almacenes —ese libro pobre, tibio, sobre su memoria de niña pródiga— y pontificar sobre qué es y qué no es ‘kultur’, se acabó para mí. Sus fotos en las galerías de los millonarios (fotos aún peores que su libro) sólo son la constatación de que se ha podrido… Y llega a España y nos aconseja que leamos a Bolaño y a Parra, a los que leemos porque son nuestros, como la típica niña prepptente yanqui… En todo caso, la música, que debería bastar: su último disco, «Banga», es un artificio, casi new age.