Además de demostrar que todos somos igual de soeces a la hora de enjuiciar a nuestros conocidos -siempre que los afectados no estén presentes-, los cables top secret revelados por Wikileaks demuestran, primero, la escasa pericia literaria de los funcionarios diplomáticos, a quienes les vendría bien un tallercito de escritura creativa o la consulta de un manual de redacción y, segundo, que el humor vital de Mark Twain no sentó escuela en su patria.
La necesaria excepción es el cable titulado Haciendo el socialismo más fácil de tragar, enviado por la Embajada de los Estados Unidos en Caracas (Venezuela) el 19 de enero de este año. En inglés tiene la causticidad del título de una canción de los siempre añorados Dead Kennedys: Making Socialism Easier to Swallow.
El informe versa sobre las arepas, las tortas de maíz que en Venezuela y en otros paises de Sudamérica son el pan del pobre.
Durante mis años venezolanos, de niño y adolescente, no había otro plato que me gustase tanto como una buena arepa rellena de carne mechada. De mi madre y su criollismo adquirido en la emigración aprendí a prepararlas. Saben a trópico, a calor y a gozadera.
El cable diplomático se detiene en el análisis de las «areperas socialistas«, red de establecimientos revolucionarios y cooperativistas que Hugo Chávez pusó en marcha en diciembre de 2009, con seguridad tras una visión extática de Simón Bolivar y el Niño Jesús comiendo tortas de maíz mientras pisoteaban un Big Mac.
Los establecimientos, anota el informante, que, con profesionalidad de crítico gastronómico, acudió a uno de ellos, cobran las arepas a la mitad de su precio de mercado y están presididos por una cita bolivariana: «El mejor sistema de gobierno es el que provoca la mayor felicidad». Bolivar, como ya sabíamos, no era un Søren Kirkegard de la filosofía. Tampoco al Libertador le hubiese sobrado un breviario de redacción y un poco menos de gonadismo.
Aunque el autor del informe anota que se trata de una maniobra de Chávez para distraer la atención de la crisis económica, los cortes de energía eléctrica y la decrepitud de los servicios públicos bolivarianos, concluye con una frase que podría ser paternalista o, si nos ponemos tremendod, esconder la contraseña para una operación de la CIA: «Let them eat arepas» («Dejadles comer arepas»).
Arepa (escasa) y circo (mucho) Venezuela, un cada día mas pobre país rico.
Quiera el cielo que algún día tú y yo nos podamos comer una buena arepa (libre) y bebernos unas cervezas Polar en Chacao.
Seguro que si, la tuya de carne mechada y la mía de pernil.
Nada mas suculento que una Reina Pepiada.