H lo encontró en las escaleras abiertas al patio.
«¿Qué haces aquí?», preguntó.
Salí con la cámara, intentando no moverme con brusquedad. El halcón me miraba y, sobre nosotros, un gran cuervo cincunvalaba el lugar graznando con un tono penetrante, avisando de la presencia del ave rapaz.
Pensamos en llamar a un teléfono de emergencias, pero el halcón, pasados diez minutos, saltó hasta la cornisa de nuestro edificio. Allí estuvo un buen rato y luego levantó el vuelo en círculos ascendentes.
El cuervo mantuvo la alarma durante un buen rato.
[…] halcón que llegó desnortado hace semamas confirmó el mútiple censo de amigos con […]
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