Gente en bancos, sentada, derrumbada, baqueteada en un mundo de grises, como apunta el título del libro de la muchacha, que, ahora me entero, no es una travesía existencial, sino un manual de autoayuda ligero cuya proclama de venta es bastante más pobre y desconsoladora que cualquier oración de mi catecismo infantil:
Todos -absolutamente- queremos que nos quieran. Es simple. Queremos sentirnos necesitados. Queremos que nos pidan que regresemos, si nos vamos. Queremos pensar que alguien piensa en nosotros, cuando es tan tarde que queremos irnos a dormir. Es simple. Deseamos un cuerpo y todo lo suyo. Deseamos que nos deseen y todo lo nues
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Fotos tomadas en Madrid y Barcelona. Gente viviendo en los bancos, en una burbuja, en las aceras… Es simple.