Las cámaras resbalan del aceite de mis manos, doloridas y torpes. De seguro por esa pésima cualidad también las fidelidades se resquebrajan: los últimos dos rollos con la Holga salieron velados y sólo he podido recuperar esquejes de fotos, hijos torpes. Estas tres, una vez tratadas más de lo debido con el software pertinente, pretenden reflejar mi ausencia, mi ceguera… Prometo mejorar.