Hace tanto que no escribo en la calle, que no me asalta el zombie de la tinta negra para reclamarme una ofrenda…
La muchacha me hizo pensar en aquella canción, Another Girl, Another Planet:
I always flirt with death
I could kill, but I don’t care about it
I can face your threats
Stand up tall and scream and shout about it
Mirada clavada en el cuaderno, bolígrafo proletario, zapatillas-cochambre contra cualquier eventualidad…
Alienígena, pensé, niña manejando el idioma de los reactores, labrando la clave de acceso en el espacio vacío, con las manos, animales anfibios, ranas nacaradas vacilando sobre la geometría del cuaderno…
Ojo lupa y ojo luna.
Ante una puerta construida para no abrirse ni siquiera con la llave del espanto urbano: los que vienen y van, los que gritan y los que gritan más.
Me gustan algunos gestos, solamente algunos: los brazos como peces nuevos de las niñas que escriben.
Me gustan algunas claves sociales: la expedición en pos de verbos como recetas.