el encuentro de la lengua del Rey de 21 años
y la lengua de una muchacha de 20 hasta hace poco anónima
uno de los muchos besos
de la historia de la fotografía
junio de 1956, en el Mosque, de Richmond-Virginia, un teatro que parece un templo
en las escaleras traseras, paraíso de ceremonias furtivas, de flores deshojadas
en el local esperaba una muchachada bulliciosa de 3.000 personas
Elvis jugaba con el magnetismo, era el flautista que conquistaba a las ratitas teen
Rey con ojos de niebla y corbata blanca
un simple chico blanco con acento de hogaza de pan
“¿cuáles son los motivos de esta locura, Elvis?”, le había preguntado un reportero local
no hubo intervalo entre pregunta y respuesta
Elvis no necesitaba meditar, nunca pensaba:
“somos hoscos, somos melancólicos, somos una amenaza”
sabemos, gracias a una revista femenina de calidad —oh, dios—
que la chica de la lengua era Barbara Gray, tenía novio, jugueteaba
prefería que la llamasen Bobbi
y estaba preocupada porque apenas tenía pechos
la han localizado, tiene 75 años, se ha casado cuatro veces
vive en Charleston, en Carolina del Sur
el show de Elvis en el Mosque fue borroso
por el sudor y el aroma indigesto a goma de mascar
la camisa color lavanda del Rey desprendía luz sombría
la guitarra estaba forrada con piel negra para que no se astillase al chocar con la hebilla del cinturón
los botines azules de caimán
con la puntera y los tacones muy desgastados…
la última canción fue Heartbreak Hotel
sonaba como el llanto de un niño en el hospital
Bárbara vió la actuación entre bambalinas
escuchó como alguien decía: “es lóbrego, da miedo”
escuchó como alguien respondía:
“no puede dormir por las noches, siempre está despierto”
tras el concierto Elvis invitó a Bárbara a su cabina privada, la número 7
en el vagón de coches cama del tren con destino a Nueva York
se sobaron pero no llegaron a desnudarse
alguien tocó a la puerta avisando que el tren se iba
“yo también me voy”, dijo ella
eso afirma en la revista, que la presenta como la chica que dijo no al Rey
Bárbara quiere escribir un libro sobre su vida ajetreada:
hija ilegítima de una trabajadora y un policía
violada a los 14, madre a los 16
modelo de revistas porno para “pagar los recibos”…
hasta que encontró a Dios cuando la bautizó el ex cantante Pat Boone
en una piscina de Beverly Hills
el autor de la foto, Alfred Wertheimer, le pagó hace unos meses
2.000 dólares por utilizar su imagen
“no quiero fama, no estoy frustrada
sólo quiero que mi nombre se relacione con la maldita foto”, ha declarado
unos días después del beso de Elvis y Bobbi
el Rey sufrió un colapso nervioso
“tienes fiebre, muchacho”, dijo el médico
“sí, doc, los periódicos tienen razón: soy caliente como el cañón de una pistola”, dijo Elvis
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