El hijo del predicador

15/12/2010
Clyde McPhatter, 1932-1972

Clyde McPhatter, 1932-1972

Antes de leer, hagan el favor de escuchar.

La canción, cuya melodía lleva pegada a mis labios desde que me levanté hoy, a la hora suicida de las seis de la madrugada, se titula Sixty Minute Man. Fue grabada en diciembre de 1950 y editada por la discográfica independiente Federal Records en mayo del año siguiente. Compositores: Billy Ward y Rose Marks. Intérpretes: The Dominoes, un cuarteto vocal con un muchacho de 18 años como tenor solita. Ward lo había capturado en un concurso de aficionados.

El prodigio se llamaba Clyde McPhatter, había nacido en la ciudad tabaquera de Durham (Carolina del Norte), era hijo de un pastor baptista y se había curtido desde los cinco años en la escuela donde han madurado todos los genios: el coro de la iglesia. Nunca seremos capaces de medir la felicidad que ha repartido el gospel.

¿En qué pedestal primero se apoya el rock and roll? ¿Dónde está la mies original? La carrera está celebrándose desde los años veinte del siglo pasado. Unos apuestan por My Man Rocks Me (With One Steady Roll), de Trixie Smith (1922); otros por Kansas City Blues, de Jim Jackson (1927).

Incluso se cita la aportación lírica de la orquesta de Benny Goodman con la vocalista Helen Ward, que en Get Rhythm in Your Feet and Music in Your Soul (1935), cantaba: «commence to rock and roll, get rhythm in your feet and music in your soul».

Los menos dados a la etnografía apuestan por el imponente Robert Johnson y I Believe I’ll Dust My Broom (1936) o por Arthur Crudup, que en 1946, grabó That’s All Right, ocho años más tarde recuperada (y acelerada) por un camionero tímido en la grabación de su primer single, Elvis Presley.

Concursan muchos otros pretendientes al trono: Hank Williams, Jack Guthrie, Roy Brown, Sister Rosetta Tharpe, Muddy Waters…

Yo apuesto por el hijo del predicador. Aunque tardía, la canción de los Dominoes y, sobre todo, la forma de cantar de McPhatter (esa llamada-respuesta, entonada entre la timidez y la chulería, que sólo es posible cuando se entiende el canto como un camino hacia la santidad), está en la raíz melódica del rock y su hermano negro, el rhythm and blues, bendito padre del soul, el funk, el hip-hop y lo que vendrá.

Clyde McPhatter no tuvo la suerte que merecía. Cantó en la primera formación de los Drifters, se fue a hacer el servicio militar, tuvo un cierto éxito con la limpia A Lover’s Question (1958) y murió, alcohólico y en la ruina, a los 39 años. Unos meses antes, cuando  fue localizado por una periodista que buscaba figuras legendarias de los preámbulos del rock le encontró, McPhatter la despidió con un escueto: «No me interesa. No tengo fans».

Acaban de anunciar que la próxima primavera elevan a los altares de la miserable disneylandia del Rock and Roll Hall of Fame a Tom Waits, Neil Diamond, Alice Cooper Band, Dr. John y Darlene Love.

A McPhatter le concedieron esa miserable gloria a título póstumo, en 1987.

"Sixty Minute Man" - The Dominoes, 1951

"Sixty Minute Man" - The Dominoes, 1951

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