Es un lugar común argüir que el dinero público de los presupuestos no financia ninguna iniciativa social o cultural en los EE UU. Aunque el tópico tiene bastante fundamento —hablamos de un país donde el materialismo es razón de Estado y goza de una consideración que roza el dogma—, no siempre resulta cierto. Se dan excepciones que rompen el molde y que ni siquiera en las naciones más proteccionistas de Europa serían posibles. Este es el caso de Documerica, un proyecto cuya génesis y desarrollo vuelven a estar de actualidad.
Entre 1972 y 1977 setenta fotógrafos —todos muy conocidos, pero algunos con categoría de estrellas (por ejemplo, Danny Lyon y John H. White)— fueron contratados por la U.S. Environmental Protection Agency (EPA, Agencia de Protección Ambiental de los EE UU) para que se lanzasen país adelante y documentasen los problemas de contaminación que comenzaban a preocupar a la opinión pública y los ciudadanos. La EPA, que sigue siendo la autoridad federal con capacidad de decisión en la legislación nacional sobre el medio ambiente, había sido creada en 1970 por el presidente Richard Nixon, en un movimiento que buscaba rentabilizar la creciente sensibilidad ecologista.
Los documentalistas hicieron su trabajo y lo hicieron bien. Entregaron unas 80.000 imágenes de las que fueron seleccionadas 22.000 —16.000 están hoy digitalizadas y disponibles online y son libres de derechos para usos no comerciales—, pero no se limitaron a mostrar problemas relacionados con la contaminación, sino que ampliaron su visión a la sociedad estadouniodense por entero. Desde la EPA no pusieron trabas a esta patada hacia arriba temática y dejaron que los fotógrafos retrataran la vida tal como era durante una época de especial trascendencia por los cambios que se gestaban en los hábitos sociales y culturales del país.
El director de la naciente agencia mediambiental, William D. Ruckelshaus, había encargado la coordinación de los trabajos a un veterano fotoperiodista bregado en la cobertura de la II Guerra Mundial, Gifford Hampshire, un idealista de los que son impensables en estos tiempos de pragmática frialdad. “Donde haya gente, ahí hay un asunto medioambiental al que están conectadas esas personas”, dijo a los reporteros. “Me interesa la conexión humana con el medio ambiente. Las fotos tienen que mostrar esa conexión”.
Empujados por esa ilusionante idea de partida, la deducción natural de que el medio ambiente no es una materia técnica o académica, sino la existencia humana en todas sus complejas, variadas y cotidianas formas de relación con la naturaleza, los fotógrafos mostraron desiertos, pueblos abandonados, trabajadores migrantes, comunidades nativoamericanas, escenas de cacerías, la cultura de la playa, el trabajo de los rancheros… El retrato final, en el que también aparecen cuestiones como los efectos sobre el paisaje de la minería, el relleno de zonas húmedas, el avance de la industria química, los santuarios naturales o el tratamiento de residuos, es una de las más completas y ricas investigaciones fotográficas de la historia del siglo XX.
Documerica, que fue eliminada de las asignaciones presupuestarias de la EPA en 1978 por recortes financieros en la administración, vuelve a estar de actualidad. La exposición Searching for the Seventies: The Documerica Photography Project (Buscando los setenta. El proyecto fotográfico Documerica) reúne una amplia selección de las imágenes en la sede de los Archivos Nacionales de Washington DC. La muestra, que tiene cierto carácter de mirada anhelante y nostálgica hacia un pasado en el que este tipo de iniciativas casi utópicas salían adelante, estará en cartel hasta el 8 de septiembre.
La muestra, montada con el gusto por el detalle y la perfección habituales en los archivos nacionales estadounidenses, se presenta como un mirada retrospectiva e integral a una década en la sucedieron, entre otros cataclismos, eventos o convulsos estertores, el caso Watergate y el descubrimiento público de que la corrupción estaba instalada en la Casa Blanca; el final de la absurda pero sangrienta Guerra de Vietnam, la primera derrota militar del imperialismo de los EE UU; la llegada del pimer hombre a la Luna; la primera visita de un presidente estadounidense a China; la reducción de la edad para ejercer el derecho de voto de 21 a 18 años en el país; la primera gran crisis del petróleo; la explosión de la moda y el sé tú mismo…
«Mala moda, manías locas y música disco resumen la década de los setenta para muchos estadounidenses (…), pero fueron años con algo más que trajes raros», dicen los organizadores, que desean presentar la exposición como una forma de regreso didáctico al pasado. Han colgado en Internet, por ejemplo, una serie de recursos para docentes y alumnos, 1970’s America (Los EE UU de los setenta), que merecen por sí mismos la categoría de noticia.
En la antología que se exhibe en la capital federal del país hay tres grandes apartados que resumen la intención sociológica de los archivistas. Ball of Confusion (Maraña de confusión) se detiene en el estadio inicial de la conciencia medioambiental y el nacimiento de los problemas que ahora son globales y quizá irresolubles; Everybody Is a Star (Todos somos estrellas) explora la eclosión de la diversidad cultural, personal y de género y las polifacéticas formas de la filosofía del do your own thing (algo así como a tu rollo), y Pave Paradise (Paraíso pavimentado) desarrolla la cultura de los suburbios como forma dominante de población.
Searching for the Seventies: The Documerica Photography Project tiene un telón de fondo de actualidad por las presiones políticas que el Partido Republicano ejerce desde hace años para que la EPA deje de existir como autoridad federal en materia de vigilancia y protección del medioambiente y como departamento sancionador contra quienes atantes contra la salud de la naturaleza o la atmósfera.
La agencia ha aprovechado la exposición para hacer un poco de propaganda y ha lanzado una convocatoria abierta de envío de fotos sobre problemas ambientales actuales. Han abierto un set en Flickr y, en el momento de escribir esta pieza, han recibido casi 3.000 imágenes.
El proyecto de los años setenta estaba inspirado en otro similar financiado por la Farm Security Administration entre 1935 y 1944, durante los años posteriores a la Gran Depresión, cuando el presidente Franklin Delano Roosvelt decidió enviar a los mejores fotógrafos de la época a retratar la pobreza rural de los EE UU para que el conjunto del país fuese consciente de la necesidad de un esfuerzo solidario. De aquella inicitiva salieron 164.000 imágenes —todas están online en la Biblioteca del Congreso— que son lo más parecido a una epifanía colectiva que ha pagado el dinero público de todo Occidente.
Más modesta y con menos apoyo colectivo, Documerica intentó repetir la jugada. El proyecto fue hermoso mientras duró porque, como señaló uno de los fotógrafos implicados, mostró “el orgullo, el amor, la belleza, la esperanza, la explotación, el odio, la frustración, el descontento, el esfuerzo y la fe”de las personas que raramente tienen voz.