Las botas siempre tuvieron la importancia de camellos, yeguas, vehículos… Para el nómada fueron morada. Para el inquieto, sueño de confines. Para el triste, mapa de pasado.
Busco desde hace meses un par de botas adaptadas a mi condición: baratas, necesariamente negras, cómodas y con la menor presencia posible de la ideología marquista.
Encontré un par, muy baratas, en una tienda de segunda mano, pero a las pocas semanas de estrenarlas, la piel, seguramente demasiado seca, se resquebrajó.
Cada uno encuentra lo que merece.