Tuve unas botas dignas de pastos, desvíos y esperas, de tiempos detenidos.
Tal vez frente a una máquina automática de hielo o un surtidor de gasolina.
Los estiletes de las punteras, dedos del diablo, pinchaban la piel del viento. La melodía de los tacones era la colección de inútiles consonantes de un alfabeto.
Unas botas que me desvelaban con su negro traqueteo de convoy ferroviario y la electricidad estática de sentirme alto, esperando el rayo.
Llamaban la atención en la ciudad de provincias del norte, donde ese tipo de calzado era propio de conductores de camión, que llegaban con trigo de Castilla y se iban con arena para las cementeras, robada en los ríos y las playas, extraída con alevosía y el beneplácito de alcaldes corruptos que cobraban comisión.
Cuando Willy DeVille vino a cantar a la ciudad, me encargaron entrevistarle. Le gustaron mis botas y me ofrecí a acompañarle a la zapatería artesana donde las hacían. Compró varios pares y aquella noche salió a cantar con unas blancas, de piel de lagarto.
A cambio me invitó a vino, también blanco. La entrevista fue un desastre, pero hablé de botas y vino en el diario.
Llevaba mis botas al trabajo: escribía en una Olivetti Lexicon, una máquina enorme, pesada e infalible.
A veces eran las botas quienes dictaban las crónicas.
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Siempre me han fascinado ese tipo de botas. Vi unas espectaculares en NY, no llegaban a los 100 dólares, pero me parecieron caras. Al final me compré un sucedáneo malo en Madrid…
Preciosa máquina de escribir: teclas cortantes y el color de una fábrica, sin adornos supérfluos ni mentiras tecnológicas … Nada que ver con la blandura de un laptop :)
Hola Canto:
He usado botas de campo, perono ese estilo. Estas, parecen más de cowboy. De ése tipo, con flecos y de blanco creo recordar algun clip antiguo de Elvis, pero nos estamos yendo muy atras en el tiempo.
La Lexicon Olivetti que dices era infantable en cualquier trabajo, editorial u oficina. No podías equivocarte si hacías algún trabajo serio, pues arreglar el error era más complejo que hacer el trabajo con cuidado, de nuevo.
Me has traido recuerdos.
Por aqui, decir «las botas» es referirse a los militares, al ejército, o a la guerra de Malvinas. Por aquí también hubo un tiempo en que «las botas» dictaban las crónicas.
Mis botas eran de ‘cowboy’, sí. Aunque manufacturadas en España, pretendían emular las de Texas o Santa Fe…
La Olivetti, aunque la maltrataba -nunca supe mecanografía y suplo el desconocimiento con martilleo-, nunca me dejó mal parado…
I like the way Mr. Dylan says «bawr ce low na.» He adds whiskey to the word.
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I like boots with Jack Daniels and True West.
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My children’s literature professor used to call boots, «shit kickers.»
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The last time we visited Mexico, i found my husband’s old olivetti lettera. It is now in our living room. I love its sound.
I love 1961-1963’s Mr. Dylan… He was so insecure…
I lost my boots, they run away from me.