Billy Gomez: “Todo es más misterioso sin palabras”

24/11/2010
Lady Vengeance © Billy Gomez

Lady Vengeance © Billy Gomez

En medio de las infértiles espirales urbanas y sus derivas de soledad y tristeza, siempre licuadas en la maquinaria tenaz de la muchedumbre, puede encontrarse un reverso luminoso, una chispa que Unamuno definió como «el humano anhelo de extenderse en tiempo y en espacio». Billy Gomez (sin tilde, es sajón) inmoviliza esos fulgores mínimos en los que rebrota la persona desgajada de la masa. Sus fotos de calle, de estilo cándido o robadas (como gustan de definir algunos envidiosos), pretenden «desnudar» a los habitantes de la gran urbe y hacerlos protagonistas de una historia que sólo está en la mente del fotógrafo. «No interactúo con ellos. Eso lo arruinaría todo, como sucede cuando llevan al cine tu libro favorito. Los personajes son siempre mejores en tu imaginación. Por eso hago la foto y me voy. Todo es más misterioso cuando no hay palabras».

Nació en 1971 al sur de Los Ángeles (EE UU), pero se fue de la ciudad en 2005, tras la muerte de su mejor amigo, Danny Dougherty. «Dos años y medio de lucha contra el cáncer… Dejar el país fue como escapar, sin ninguna duda. Perderme era esencial para mí». Se estableció en Seúl, la capital de Corea del Sur, donde enseña Inglés a niños. «Fue una buena decisión. Gano un sueldo decente y tengo bastante tiempo libre para sumergirme en lo que me gusta: hacer fotos, escribir, hacer música…». Utiliza casi siempre equipo digital (una Canon 40 D y dos ópticas: un teleobjetivo de 135 mm f/2 y un 50 mm f/1.8), pero no le parece relevante el soporte o el medio para hacer fotos: «Cuando se empieza a hablar del equipo y no de las imágenes, las imágenes son, con toda probabilidad, una mierda. Se pueden hacer fotos congelando frames de una cámara de vídeo, con una Holga de plástico, una Polaroid, un teléfono móvil… Lo único que importa es la historia». Billy Gomez es hijo de mexicanos y quiere dedicar esta entrevista «a dos personas que murieron en otoño, mi madre Mary (noviembre, 2006) y mi amigo Danny (octubre, 2004)».

© Billy Gomez

© Billy Gomez

¿Por qué siempre en el exterior, en la calle?
Las personas son el tema que me interesa. La progresión lógica de los fotógrafos de calle es que terminen haciendo moda o retratos de estudio, pero no me veo en esa dirección… Hacer cine sería más lógico en mi caso.

¿Qué directores te gustan?
Krzysztof Kieslowski… Las películas y los libros son parecidos a las conversaciones. A veces sólo escuchas por encima y otras tienes la impresión de que te están hablando directamente a ti. Cuando vi las películas de Kieslowski sentí que el director compartía algo muy personal e íntimo conmigo.

¿Qué disco funciona de la misma forma?
Entroducing, de DJ Shadow [1996]… Una obra maestra de hip hop instrumental que mejora con el tiempo: un giradiscos, un montón de vinilos viejos, un ordenador y una caja de ritmos.

¿Cómo definirías tu estilo fotográfico?
Tiempo, espacio, destino, silencio, soledad, probabilidad, suerte, números, signos… Todo ello se agrupa como si fuese la banda sonora de la película cuyo frame definitivo busco. Dedicaría mi vida entera a encontrar ese frame.

En tus fotos prima la soledad de los habitantes de las grandes ciudades…
Es una decisión personal. Quiero desnudar a esa gente. Pero no me sirve cualquier persona. Busco a quienes no estén absorvidos por sus teléfonos o sus mp3. Es muy burda la forma en que la gente considera insustancial lo que te rodea. Si eres la clase de persona que necesita ver la televisión mientras caminas, ¡mierda!… No sé, quizá tú y yo vivamos en planetas diferentes. Por eso aprecio a la gente que no tiene miedo de pensar, incluso en situaciones de tránsito, de movimiento.

¿Eres tú también un caminante solitario?
Sé que mis fotos desprenden sensación de soledad, pero lo irónico del asunto es que tengo un gran sentido del humor… Creo que cuando te hundes en algo con todas las consecuencias, sea la fotografía o la música…, cuando te dejas llevar, gravitas en torno al sujeto o al asunto que importa y todo eso lo conectas con lo que sucede en tu interior.

¿Buscas un buen lugar y esperas o prefieres vagabundear?
Busco la luz y dejo que lo demás venga hacia mí. A veces sigo a alguien, pero incluso en esos casos ni siquiera soy consciente del momento en que consigo lo que quería. Cuesta algo, pero vas aprendiendo a obtener la foto que quieres de la manera más respetuosa.

Empezaste a hacer fotos en 2007, ¿cómo has cambiado desde entonces?
He aprendido que cuanto más te sumerjas, menos consciente eres de los cambios. Sigues adelante. Detenerse y analizar suele llevar aparejado el tormento. Cuanto menos análisis, mejor. En ocasiones, desde luego, está bien hacer inventario: te sientas con una copa, cigarrillos, quizá algunos amigos y analizas lo que tienes, pero incluso en esos casos debe tratarse de tomar respiro entre una entrada y otra de la pelea.

¿Cómo es un día normal en tu vida?
Un café por la mañana (no me lo perdería por nada del mundo), escribo algo, edito fotos, miro los emails… Hago fotos de camino al trabajo, doy clase hasta las cinco de la tarde, hago más fotos de camino a casa, paso un rato con mi novia, repaso las fotos… ¡Es increíble cuántos días son así! Me siento muy afortunado.

[Esta pieza fue publicada en diciembre de 2010 por la revista Calle 20. Consulta la versión completa en PDF]

© Billy Gomez

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© Billy Gomez

© Billy Gomez

© Billy Gomez

¿Por qué siempre en el exterior, en la calle? Las personas son el tema que me interesa. La progresión lógica de los fotógrafos de calle es que terminen haciendo moda o retratos de estudio, pero no me veo en esa dirección… Hacer cine sería más lógico en mi caso.

¿Qué directores te gustan? Krzysztof Kieslowski… Las películas y los libros son parecidos a las conversaciones. A veces sólo escuchas por encima y otras tienes la impresión de que te están hablando directamente a ti. Cuando vi las películas de Kieslowski sentí que el director compartía algo muy personal e íntimo conmigo.

¿Qué disco funciona de la misma forma? Entroducing, de DJ Shadow [1996]… Una obra maestra de hip hop instrumental que mejora con el tiempo: un giradiscos, un montón de vinilos viejos, un ordenador y una caja de ritmos.

¿Cómo definirías tu estilo fotográfico? Tiempo, espacio, destino, silencio, soledad, probabilidad, suerte, números, signos… Todo ello se agrupa como si fuese la banda sonora de la película cuyo frame definitivo busco. Dedicaría mi vida entera a encontrar ese frame.

En tus fotos prima la soledad de los habitantes de las grandes ciudades… Es una decisión personal. Quiero desnudar a esa gente. Pero no me sirve cualquier persona. Busco a quienes no estén absorvidos por sus teléfonos o sus mp3. Es muy burda la forma en que la gente considera insustancial lo que te rodea. Si eres la clase de persona que necesita ver la televisión mientras caminas, ¡mierda!… No sé, quizá tú y yo vivamos en planetas diferentes. Por eso aprecio a la gente que no tiene miedo de pensar, incluso en situaciones de tránsito, de movimiento.

¿Eres tú también un caminante solitario? Sé que mis fotos desprenden sensación de soledad, pero lo irónico del asunto es que tengo un gran sentido del humor… Creo que cuando te hundes en algo con todas las consecuencias, sea la fotografía o la música…, cuando te dejas llevar, gravitas en torno al sujeto o al asunto que importa y todo eso lo conectas con lo que sucede en tu interior.

¿Buscas un buen lugar y esperas o prefieres vagabundear? Busco la luz y dejo que lo demás venga hacia mí. A veces sigo a alguien, pero incluso en esos casos ni siquiera soy consciente del momento en que consigo lo que quería. Cuesta algo, pero vas aprendiendo a obtener la foto que quieres de la manera más respetuosa.

Empezaste a hacer fotos en 2007, ¿cómo has cambiado desde entonces? He aprendido que cuanto más te sumerjas, menos consciente eres de los cambios. Sigues adelante. Detenerse y analizar suele llevar aparejado el tormento. Cuanto menos análisis, mejor. En ocasiones, desde luego, está bien hacer inventario: te sientas con una copa, cigarrillos, quizá algunos amigos y analizas lo que tienes, pero incluso en esos casos debe tratarse de tomar respiro entre una entrada y otra de la pelea.

¿Cómo es un día normal en tu vida? Un café por la mañana (no me lo perdería por nada del mundo), escribo algo, edito fotos, miro los emails… Hago fotos de camino al trabajo, doy clase hasta las cinco de la tarde, hago más fotos de camino a casa, paso un rato con mi novia, repaso las fotos… ¡Es increíble cuántos días son así! Me siento muy afortunado.

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