I don’t know where but she sends me there
Sin método, sin profesor. Nada hay aquí para formular: oración, jaculatoria, lema… El discurso está vacío como su dueño.
Unos cuantos días de desorientación armado con una cámara que no frecuentaba desde hace tiempo, la Lomo LC-A comprada muchos años antes de este ahora sin forma, antes de la fiebre lomográfica de los esnobs, cuando todavía las fabricaban en la Madre Rusia y no en la maldita China.
Es adaptable a la palma pequeña de mi mano, no requiere demasiada concentración, la lente es fiable, admite los desvíos técnicos…
Cada vez que regreso a este cacharrito de peso justo (250 gramos, nada pero algo) recuerdo el mosaico de lomos que colgué por sorpresa, en una tarde de soledad, en el pasillo de entrada de nuestra casa madrileña encabalgada sobre los tejados de las Letras. Jamás viviré tan cerca del fantasma de Cervantes.
Una zona del crimen acotada por la Policía alemana con el despliegue de siempre —eran unas bananas en una maleta abandonada, un pobre resto de algún perdedor—, un polluelo de grajo caído de un nido, una niña con oso, una pantalla llena de aire para un auditorio de ánimas, tu mirada sesgada, un hermoso crío en perfil y a contraluz…
Nada más: una galería. Chispazos. Escucho a los Beach Boys. Debería hacerlo más a menudo. Esencia de cabaña, le llaman.
Esta entrada puede que inpire a otros a hacerse con una l-ca, serán entonces unos snobs por no haberla descubierto cuando se fabricaba en Rusia? Soy una declarada snob con una cámara de estas fabricada en China.
Venga, no me tomes tan en serio =)
Yo adoro las cámaras de juguete, sean de dónde sean y fabricadas cuándo sea.
Lo que me parece de escándalo es que la gente de Lomo cobre por una Holga tres veces más de lo que cuesta en el mercado off Lomo.