Sucia, todavía bombardeada.
Incívica, todavía mellada, ¿en qué percha cuelgas el Muro que llevas dentro de la cabeza?.
Bruta, todavía canalla porque no hay otra forma de soportarlo.
Con la cerveza en la mano, tanteando. Con las brasas en la mirada, todavía brechtiana:
Escapé de los tigres
alimenté a las chinches
comido vivo fui
por las mediocridades.
No tengo conciencia plena de estar aquí, en Berlín, pantanosa, enorme y aldeana, turca y prusiana.
Una cuerda cortada que quizá pueda anudarse.