El bodegón, fotografiado sobre la mesa de la cocina de casa, costó cero dólares. Todo es orgánico, cultivado en un huerto urbano de la ciudad de San Francisco y me lo regalaron en el Free Farm Stand que celebran cada domingo.
El fundador de la granja gratuita se llama Dennis, pero prefiere ser conocido por su apodo, Tree (Árbol). Es un hippie activo de sesenta y tantos que sigue creyendo en las virtudes de lo colectivo y la posibilidad de que no haya dinero por medio para conseguir buenos alimentos.
En un solar cedido en 2010 por la Iglesia Luterana de Saint Paul al grupo de activistas y voluntarios que coordina Tree —el lugar, todavía un baldío cuando hicieron las fotos, puede verse en este mapa—, los agricultores urbanos gestionan un huerto donde cultivan casi de todo, desde frutas hasta plantas aromáticas, pasando por el variado arcoiris de las verduras, raíces y tubérculos. También recogen productos sobrantes de árboles particulares y organizan talleres de cultivo.
Cada domingo al mediodía, distribuyen buena parte de las cosechas en el Parque Niños Unidos del barrio de la Misión. La mecánica es sencilla: a partir de las 12, recoges un número; una hora más tarde, tienes acceso a los puestos de alimentos. Un grupo de voluntarios se encarga del reparto y la dosificación. Cada persona recibe lo suficiente como para, digamos, varias raciones. Sólo hay cierto límite —una o dos piezas por cabeza— en el pan y la bollería (exquisitos) y las macetas con plantas aromáticas y medicinales.
La Free Farm calcula que en los últimos seis meses ha repartido gratis casi 500 kilos de alimentos frescos.