Pagaría por ser voyeur de un encuentro a tres entre A.M. Homes, Paul Auster y Haruki Murakami. Pese a que conozco el resultado (dos hombres llorando por mamá y una hembra dominante orinando sobre sus bocas abiertas), me divertirían los detalles más escabrosos y el seguro ridículo del par de literati à la mode...
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