Hola Mr. C., Quizá la inicial de tu apellido tenga ahora más sentido que nunca. Te llamaban Mr. C. por dos razones: 1. Te parecías a Cristo, pero «uno que nadie se imaginaría», explicó el trompetista Don Cherry, una de las fieras a las que regalaste la llave de la jaula. 2. Estabas convencido...
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