El 24 de enero de 1961, hace ahora cincuenta años, el niñato (19 años) llegó a Nueva York, se bajó del autobús y se preparó para merendarse el mundo. No le importaba el frío. Llegaba de las sierras norteñas de Minnesota, tierra minera y helada, casi canadiense, donde había cultivado la admiración por James...
más»